“Controlar las lectura literarias: Un estudio de caso sobre la evaluación en el plan de lectura complementaria de educación básica” (2013) por Munita
Munita, F (2013) Controlar las lecturas literarias. Un estudio de casos. Estudios Pedagógicos, XXXIX, 1, pp. 179- 198.
El texto de Munita permite rastrear los patrones de pensamiento establecidos en los docentes y como estos influyen en las concepciones, por parte de los alumnos, sobre el plan de lectura complementaria. Este texto permite comprender por qué es usual el rechazo presentados por los jóvenes a la hora de leer un libro en la escuela. Resulta ser un texto muy útil, pues explica una de las grandes causas de este rechazo que deberá abordar cada futuro profesor en sus variadas aulas. Conociéndolo se pueden desarrollar diferentes metodologías y prácticas para cambiar el paradigma en el aula. También, genera el nacimiento de la idea sobre un curso sobre "Manejo motivacional del plan de lectura complementaria" para todos los profesores para poder actualizarlos en cuento al termino "lectura literaria" y "evaluación".
El estudio que presenta Munita busca "Comprender la relación existente entre las creencias y representaciones sobre la lectura literaria de los profesores de 2o ciclo básico y la metodología utilizada para evaluarla en el Plan de Lectura Complementaria" (Munita, (2013), pg 180). A raíz de esto se presentan tres ámbitos: 1) Evaluación en lengua y literatura; 2) Concepción de lectura literaria y su evaluación; y 3) Los sistemas de creencias y representaciones de los docentes.
La primera habla de la evaluación "como una serie de instancias que, integradas en el proceso de aprendizaje, cumplen con dos finalidades claramente diferenciadas: por una parte, conocer qué y cómo aprenden los alumnos, para así poder ayudarles y, por otra, certificar el resultado de los aprendizajes obtenidos" (Munita, (2013), pg 182). Entonces, la evaluación es una herramienta de mediación para la competencia de comprensión e interpretación guiada por objetivos determinados. Las docentes identificaron la concepción de literatura como algo con características propias pero no en profundidad. Además, plantearon que el PLC tiene como objetivo hacer habitual la lectura y que los niños puedan acceder al material de lectura. Pasando a ser así un objetivo en sí mismo y de carácter aislado.
La segunda, establece que se deben incluir la semántica, pragmática y semiótica literaria en el análisis o profundización de los textos. Con esta triada se interrelacionan tres elementos: lector, texto y contexto. Esta práctica permite que el lector desarrolle la interpretación a partir de pistas en el texto. Para lograr esto se sugiere el trabajo en grupo, búsqueda de las ideas globales y adecuar las tareas a los individuos y los textos. Luego, para la evaluación plantea que se utilizan tres tipos de preguntas que reflejan la profundización de la lectura: literal- textual , inferencial y crítico o valorativo. Las docentes se centran en certificar la lectura, y en los pocos casos que platean un desarrollo del aprendizaje con evaluaciones formativas, estas tienen como fin solamente la retroalimentación del alumnos y no de la práctica docente. Además, se destaca la prueba escrita como principal herramienta para la evaluación, pues los otros métodos exigen más tiempo y recursos (además de sus desvalorización como evaluación). Con la prueba se ve el trabajo meramente individual.
La tercera, habla de cómo las concepciones, creencias y representaciones del docente influyen en el proceso de enseñanza y aprendizaje del texto. Estos "pensamientos" del docente se ven reflejados en el aula y en las evaluaciones siendo una red de "teorías implícitas". Si bien, la mayoría de las docentes destaca que las evaluaciones y las prácticas en el aula deben ser contextualizadas al curso mismo, las evaluaciones se concentran en el plano literal-textual. Se ve una pequeña diferencia en los cursos mayores donde las preguntas textuales van disminuyendo en cantidad pero siguen siendo la mayoría.